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Las fibras de agave se unen a la lista de materiales sustentables de Ford

Debbie Mielewski, líder técnica del Departamento de Investigación de Sustentabilidad de Ford, le contó a Plastics Technology México en qué consiste la iniciativa de la armadora de incorporar fibras de agave en la fabricación de componentes automotores.
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En julio pasado, Ford fue noticia cuando anunció que, en alianza con la tequilera José Cuervo, exploraría el uso de plantas de agave en la fabricación de componentes interiores y exteriores de sus vehículos (Ver Ford crea autopartes a partir de agave mexicano). Esta investigación se suma a la lista de innovaciones con materiales sustentables que Ford ha desarrollado en los últimos años, entre los que destacan el uso de fibra de cascarilla de arroz y soya para diversos componentes.

Plastics Technology México habló con Debbie Mielewski, líder técnica del Departamento de Investigación de Sustentabilidad de Ford, para entender de qué se trata esta iniciativa con la fibra de agave, que no solo ofrece ventajas de procesamiento sino de apariencia estética e inclusive está siendo considerada para la producción componentes clase A.

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Según Mielewski, Ford tiene un objetivo claro de lograr la reducción del impacto ambiental de la industria automotriz en las diversas fases de su proceso productivo, por lo que desde hace más de 15 años incursionó en la investigación de materiales sustentables y alternativos. Sin embargo, ella enfatiza en que la inquietud por estos materiales nació en los años cuarenta del mismo Henry Ford, fundador de la compañía.

“Él tenía la visión de vincular a la industria agrícola con la industria automotriz para que se apoyaran mutuamente. Eventualmente, luego de la Segunda Guerra Mundial y con los bajos precios del petróleo, la idea se pospuso porque era muy difícil producir estas tecnologías a precios más bajos”, comentó.

Luego, hacia el año 2000, fue Mielewski quien trajo la idea de hacer que en los 200 kilos de plásticos que típicamente componen un vehículo tuvieran lugar los componentes sustentables y verdes. “Iniciamos con soya, porque tenemos fácil acceso a estos cultivos en la zona. Así es que una de las primeras aplicaciones fue usar aceite de soya para producir espumas de poliuretano. El primer vehículo con el que iniciamos esta aplicación fue con el Mustang 2008, y hoy en día todos los vehículos que producimos en Norteamérica tienen cojines y reposacabezas que emplean soya”, aseguró.

De acuerdo con Debbie Mielewski, la búsqueda de materiales sustentables potenciales se da especialmente en las locaciones donde Ford tiene plantas armadoras, como es el caso de México. “Ahí fue cuando la idea de usar agave llegó a nosotros. Hace más o menos un año contactamos a José Cuervo para discutir con ellos si estarían interesados en participar en el desarrollo de las fibras de agave para hacer los compuestos que usaríamos en la industria automotriz”, comentó.

De esta forma, la alianza entre Ford Motor Company y José Cuervo para explorar el uso del subproducto de la planta de agave, con el fin de desarrollar plásticos más sustentables para los vehículos Ford, contribuye a las estrategias de sustentabilidad de las dos compañías, y por consiguiente a las de las dos industrias: automotriz y tequilera.

Sin duda, la iniciativa de explorar el uso de las fibras provenientes de la planta de agave como refuerzo de materiales termoplásticos abre la posibilidad de minimizar el impacto ambiental de los vehículos por cuanto contribuye con las metas de la economía del combustible (Fuel Economy), al permitir que el peso de los componentes en los que se emplea se reduzca de manera importante mientras reduce potencialmente el uso de productos petroquímicos.

El proceso comienza con el ciclo de crecimiento de la planta de agave, que es mínimo de siete años. Una vez cosechado y antes de la molienda, el corazón de la planta se cuece para proceder con la extracción del jugo para su destilación. José Cuervo utiliza una parte de las fibras de agave restantes como abono para sus haciendas, además de ser dado a los artesanos locales para hacer papel de agave y otros productos con estos desechos.

Ahora, como parte de un plan de sustentabilidad ambicioso, José Cuervo se une a Ford para desarrollar nuevas formas de utilizar las fibras remanentes.

"Nunca podríamos haber imaginado que los cientos de plantas de agave que cultivábamos como una pequeña empresa familiar, con el tiempo se multiplicarían por millones. Esta colaboración trae a dos grandes empresas de forma conjunta para desarrollar materiales innovadores y responsables ambientalmente”, dijo Sonia Espinola, directora de Patrimonio de la Fundación Cuervo y tequilera experta.

José Cuervo trata y seca las fibras para enviarlas al laboratorio de Ford en Dearborn, Michigan. Allí, los investigadores y expertos en materiales las reciben y las recortan a una longitud específica para agregarlas como refuerzo al compuesto termoplástico y producir los pellets. Luego, ese pellet se transforma mediante moldeo por inyección en la pieza final.

Baja densidad y gran apariencia estética

Las evaluaciones iniciales de esta alianza indican que las fibras de agave son un material con gran potencial. Gracias a su durabilidad y a sus cualidades estéticas su uso se está contemplando para componentes interiores, donde la resistencia es un requerimiento, y también para componentes exteriores, donde las fibras de agave aportarían un acabado estético único. Entre los componentes que Ford está considerando fabricar con estos materiales están arneses de cables, unidades de aire acondicionado, piezas del tablero y compartimientos de almacenamiento.

De acuerdo con Debbie Mielewski, líder técnica del departamento de investigación de sustentabilidad de Ford, las fibras naturales para el refuerzo de plásticos son muy importantes para la estrategia de Ford. “Los rellenos tradicionales, como son el talco y la fibra de vidrio, tienen una densidad alta, mientras que las fibras naturales ofrecen un peso más bajo comparativamente. Así mismo, generan otros beneficios, como son el uso de materiales renovables y, a la vez se aprovechan materiales que constituyen un desecho o desperdicio de otras industrias.

“Por ahora, iniciamos el uso de la fibra de agave en reemplazo de los rellenos con talco y fibra de vidrio en componentes fabricados con polipropileno, porque se puede procesar a más bajas temperaturas y aún estamos trabajando en la termoestabilidad de la fibra. Esperamos que cuando hayamos resuelto esta parte, estemos en capacidad de usar las fibras en otros materiales que requieran procesabilidad a mayores temperaturas”, aseguró.

“En la fase exploratoria del proceso, encontramos que las fibras lucen muy bonitas. Así es que estamos buscando reemplazar algunas piezas tipo A donde sea visible el uso de la fibra. Aún no hemos decidido cuáles serán esas primeras aplicaciones”, concluyó.

Por ahora, todos los procesos de ensayo se han realizado en los laboratorios de Ford. Una siguiente fase del proceso consiste en comenzar a trabajar con fabricantes de componentes automotrices Tier 1 para producir las piezas a escala industrial. Aún no se define si esta operación estaría en Estados Unidos o en México.

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