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En octubre pasado, en la Sustainable Retail Summit, planteé una pregunta simple pero profunda: ¿podrán alguna vez coexistir la Economía Circular y los envases de plástico?

Conversaciones con dueños de marca y minoristas

Al hablar con expertos en sustentabilidad, distribuidores y dueños de marca de todo el mundo, varios temas recurrentes fueron evidentes. La necesidad de abordar los desechos de los alimentos se está convirtiendo en uno de los desafíos más urgentes de la sustentabilidad para el sector de bienes de consumo. Alrededor de un tercio de los alimentos producidos para consumo humano cada año –cerca de 1,300 millones de toneladas – se pierde o se desperdicia. Esta cantidad de residuos es inaceptable, si tenemos en cuenta que 821 millones de personas sufrieron privación alimentaria crónica en el año 2017.

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El impacto del cambio climático causado por estos alimentos desechados equivale a 11% de las emisiones globales de carbono al año, a la par de las emisiones globales que provienen de automóviles, camiones, aviones, trenes y barcos. Estos residuos representan una preocupación ambiental y un problema social.

Dentro de las conversaciones en esta cumbre también se dio el debate sobre la lucha contra los residuos de plástico. Las soluciones propuestas a menudo se centraban en la prohibición de los plásticos, pero se reconoció que, si bien esto puede reducir los residuos de plástico, tendría la consecuencia indirecta de un aumento en los residuos de alimentos, así como el incremento de las emisiones de carbono de materiales de empaque alternativos.

En referencia a las alternativas al plástico, hubo un acuerdo unánime de que el vidrio y el metal son generalmente reemplazos inadecuados. A pesar de ser más fáciles de reciclar en las corrientes de reciclaje actuales, las alternativas de vidrio y de metal suelen tener una mayor huella de carbono porque requieren una energía intensiva para la producción, y son menos eficientes para el transporte. Por el contrario, generalmente los empaques de plástico tienen una menor huella de carbono, así que aquí el enfoque debe estar en que los escenarios de "uso final" sean más sustentables. Tenemos que insistir más en la recolección extensa y el reciclaje de todo tipo de bolsas y empaques, y en el avance hacia alternativas de materiales, como los plásticos con base biológica de origen responsable, que pueden reducir aún más la huella de carbono.

También hablamos de uno de los temas que crean más confusión en el debate sobre plásticos: la falta de claridad sobre el término plástico desechable o de “un solo uso". Los empaques de alimentos, por ejemplo, no son precisamente de un solo uso ya que se utilizan para servir, proteger, transportar, almacenar y dispensar productos alimenticios durante un período de tiempo. Esto no es lo mismo que un popote o una tapa del vaso de café, que se pueden usar sólo momentáneamente y luego se desechan.

Cómo desmentir los mitos alrededor de los envases plásticos

Además de la confusión alrededor de los plásticos "desechables", analizamos algunos de los mitos más difundidos sobre plásticos y examinamos por qué son falsos.

Mito uno: la prohibición de los plásticos provenientes de empaques es la mejor manera de aliviar la contaminación por plásticos. 

El plástico es un material de alto rendimiento y garantiza protección para una variedad de aplicaciones médicas, farmacéuticas, y de alimentos y bebidas, por lo que son seguros para los consumidores finales. Cuando los empaques están bien diseñados, pueden exhibir un uso de materiales mínimo y una huella de carbono baja. En la actualidad, no existe un sustituto fácil y rápido para los plásticos que no tenga desventajas significativas, tales como mayores desechos de alimentos, pérdida de la protección del producto, o mayor huella de carbono del empaque.

Mito dos: el uso mínimo posible de empaques es la estrategia ambientalmente más positiva.

Realmente, el empaque debe equilibrarse con la protección: un empaque insuficiente aumenta el desperdicio de alimentos, lo que significa una caída en la eficiencia de carbono porque hay más carbono incorporado en el alimento, en comparación con el empaque mismo (en la mayoría de los casos, menos de 5 al 10% de la huella de carbono de un producto alimenticio envasado está relacionado con el embalaje). Los distribuidores y dueños de marca deben optimizar el empaque para mejorar la vida útil y la frescura de los productos, así como la eficiencia de la cadena de suministro, utilizando una menor cantidad de material de embalaje para lograrlo.

Mito tres: los envases de plástico de mono materiales son los más sustentables.

Normalmente, esto no es cierto, puesto que usar un mono material puro para productos como alimentos y artículos médicos, donde es primordial la protección contra el oxígeno, la humedad, y la esterilidad, requiere materiales de embalaje que tengan varios centímetros de espesor (en comparación con materiales con espesor en el rango de 0.1 mm). Es más sustentable utilizar películas de poliolefina con finas micro capas de barrera que no limitan el reciclaje, como el SiOx (un recubrimiento de barrera transparente), para garantizar un buen funcionamiento, aunque el embalaje tenga solo una fracción de un milímetro de espesor. El producto AmLite, de Amcor, es un ejemplo de ello.

Mito cuatro: “Los empaques de alimentos son de un solo uso”

Una de las principales confusiones en el debate sobre plásticos es la falta de claridad del concepto de ‘un solo uso’ (sigle-use). La mayoría de los empaques de alimentos tienen varios usos a lo largo de la cadena: protegen, extienden la vida útil del alimento, almacenan y dispensan los productos.

Colaboración dentro de la cadena de suministro

Regresando al tema central de la discusión, "¿podrán coexistir alguna vez los empaques y la Economía Circular?" Creo que la respuesta es: absolutamente sí. Sin embargo, la colaboración es fundamental si queremos desarrollar empaques avanzados que sean lo más eficientes en recursos como sea posible, que protejan los productos y conserven seguros y frescos los perecederos, a la vez que minimizan los desperdicios de alimentos.

Pero esto es sólo una parte de la solución, necesitamos un cambio sistémico para establecer un modelo de Economía Circular y un diseño de manejo de residuos, incluyendo nuevas estrategias para mejorar la recolección y el reciclaje de envases de plástico. Lograr ese cambio profundo requiere la participación de todos en la cadena de valor: productores de materias primas, fabricantes de envases como Amcor, organismos de la industria como el Consumer Goods Forum, marcas, distribuidores, productores de alimentos y bebidas, organizaciones no gubernamentales, gobiernos, organizaciones de recolección y reciclaje, consumidores, entre muchos otros. 

Consejos de embalaje para los distribuidores y dueñas de marca

Los distribuidores y dueñas de marca necesitan desarrollar estrategias de envase que consideren formas de reducir los residuos, mientras que tienen cuidado de no afectar el diseño de envases, ya que existe el potencial de aumentar los residuos de alimentos.

Estas son mis recomendaciones para los minoristas y las compañías dueñas de marca:

  • Participar con el fabricante de empaques desde las etapas tempranas del proceso de diseño e innovación del empaque para ofrecer mejores opciones de envasado, así como asesoría en sustentabilidad, incluyendo evaluaciones del ciclo de vida basadas en la ciencia de las opciones de empaque.
  • Para crear una mejor alineación a lo largo de toda la cadena de valor, hay que comprometerse con organizaciones enfocadas en el desarrollo de estrategias de residuos y reciclaje, como The New Plastics Economy de la Fundación Ellen MacArthur, CEFLEX (Economía Circular para Envases Flexibles) en Europa, y MRFF (Recuperación de Materiales para el Futuro) para marcas con sede en Norteamérica. 
  • Capitalizar las iniciativas y las conversaciones de Economía Circular en eventos del sector al reunir a estas personas y organizaciones. Un enfoque de colaboración es la forma más efectiva para elaborar estrategias para mejorar la recolección de residuos y el reciclaje. Así como para involucrar, educar y motivar a los consumidores en la reutilización y reciclaje de sus residuos.
  • Ayudar a los consumidores a identificar y elegir productos con embalajes más sustentables. Por ejemplo, el empaque de detergente líquido de ropa, Method, se hace de plástico reciclado post-consumo al 100% (PCR), que reduce significativamente el consumo de energía del ciclo de vida, la huella de carbono y, al mismo tiempo, fomenta el reciclaje. El polietileno de base bio, por ejemplo, también puede traer mejoras de sustentabilidad.

*Basado en su presentación durante el Consumer Goods Forum 2018.

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