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Demanda doméstica y acceso a materias primas competitivas, mayores ventajas de México en la industria química

Raúl Camba, socio responsable de la práctica de Energía y Materiales de McKinsey & Company; y Dewey Johnson, VP Chemicals Market Research de IHS Markit, compartieron su visión sobre la competitividad del sector químico en México y en el mundo, durante la Feria Nacional de la Industria Química 2019.
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En el marco de la Feria Nacional de la Industria Química 2019, que organiza la Asociación Nacional de la Industria Química (ANIQ) se llevó a cabo la conferencia magistral “La industria química: clave de la competitividad nacional”, que contó con la participación de Raúl Camba, Socio Responsable de la Práctica de Energía y Materiales de McKinsey & Company; y Dewey Johnson, VP Chemicals Market Research de IHS Markit.

Los expertos hablaron sobre los retos y tendencias relacionados con la competitividad del sector químico en el mundo y en México.

Raúl Camba, de la consultora estratégica McKinsey & Company, sostuvo que actualmente a nivel global hay una desaceleración en el consumo de energía, de manera que se presenta un nivel de consumo similar al del siglo XIX.

Como proyección para las próximas décadas, Camba señaló que el sector químico en los próximos 15 años representará la mayor demanda de petróleo y un crecimiento del gas natural, y que en 2030 se registrarán picos de demanda en ambos combustibles.

Sin embargo, sostuvo que a pesar de estos picos, la mayor fuente de crecimiento que se ve en ambos combustibles fósiles es por parte de la industria química, de manera que se puede asegurar que “la industria química es el último reducto clave de la industria petrolera”.

Para América Latina, las proyecciones señalan que la región aún puede incrementar el consumo de plásticos, algo que va de la mano con el crecimiento económico per capita, pero que es importante considerar la posibilidad de escenarios adversos que pueden cambiar las tendencias.

Señaló, por ejemplo, que en el caso de una transición acelerada hacia las energías renovables por parte de los gobiernos, la demanda de petróleo podría alcanzar su punto máximo antes de 2015 y afectar la demanda de químicos.

Así mismo, dijo que la demanda de químicos también podría verse afectada por el incremento de las regulaciones –tanto restricciones como prohibiciones- de plásticos de un solo uso que se están presentando en el mundo entero, ya que contemplan un incremento en el reciclaje y un cambio hacia los plásticos renovables.

Con respecto a México, señaló que nuestro país una posición privilegiada que le permite tener acceso a fuentes de energía a costos muy competitivos, una ventaja “que aún puede capitalizar”; y costos por proyecto de energético individual igualmente competitivos.

Sin embargo, indicó que para mejorar y aprovechar estas ventajas será necesario invertir en infraestructura. De acuerdo con el consultor, en los próximos años México deberá invertir alrededor de 350 millones de dólares en los próximos 10 años, que incluyen la depreciación de activos y nuevas inversiones a lo largo de toda la cadena de valor energética.

Otras oportunidades mencionadas a nivel operativo fueron la modernización de las plantas en términos de productividad y eficiencia; y la captación de talentos que existen, pero que se han sido atraídos por otras industrias.

México, una geografía ventajosa

Por su parte Dewey Johnson, VP Chemicals Market Research de IHS Markit, compañía patrocinadora del evento, señaló que México es actualmente un destacado importador de productos químicos y derivados, cuya demanda doméstica le brinda la oportunidad de ser autosuficiente.

Señaló que la tendencia global de ganancias de productos químicos y derivados es menor en 2019 debido a una demanda más lenta combinada con una nueva oferta, y cuyo mayor impacto se ha sentido en los mercados de Asia.

Sostuvo que los próximo años se espera un exceso de oferta de la industria con un punto bajo en 2021-2022. Y mencionó que entre los mayores riesgos para la industria, que pueden afectar las tendencias, se encuentran las guerras comerciales y la sustentabilidad de los plásticos.

Durante su intervención, también aportó a los industriales una guía sobre los fundamentos para realizar inversiones de capital en el sector con ventajas competitivas sostenibles.

Entre los “drivers” o impulsores básicos para estas inversiones mencionó:

“asegurar una ventaja de energía y materia prima; aprovechar la tecnología actual y construir a escala mundial; invertir con proximidad a los mercados locales o bien tener acceso a rutas comerciales, y construir para aprovechar una posición integrada hacia arriba o hacia abajo”.

Johnson expuso que las decisiones de inversión multimillonarias se basan en los fundamentos clave del mercado y en las megatendencias emergentes.

Señaló que los conceptos básicos, que no han cambiado con el tiempo son: construir bloques para bienes de consumo; el crecimiento económico impulsa la demanda; la posición de bajo costo perdura y prospera y, que el acceso al mercado y la logística son críticos.

En cuanto a la progresión hacia la Economía Circular, señaló que el incremento del reciclaje físico por parte de los consumidores para evitar las fugas al medio ambiente traerá consigo una reducción de materias primas y en la inversión de monómeros y polímeros; mientras que el reciclaje químico y biológico de polímeros y monómeros traerá una reducción de materias primas y monómeros, así mismo, que el reciclaje químico o biológico de petróleo, gas y carbón, conduce hacia una reducción de materias primas y de las necesidades de energía.

Con referencia a México, mencionó que las mayores oportunidades para México en la industria son su robusta demanda doméstica, el acceso al mercado de Estados Unidos y su vasto acceso a materias primas competitivas por su geografía.

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