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Tomando en cuenta que los ciudadanos desempeñan un papel importante en la eliminación adecuada de los productos de un solo uso, es necesario que conozcan las opciones que tienen a su alcance en el mercado, la disposición adecuada de estos, así como lo que sucede con los productos después de ser descartados.

Tomando en cuenta que los ciudadanos desempeñan un papel importante en la eliminación adecuada de los productos de un solo uso, es necesario que conozcan las opciones que tienen a su alcance en el mercado, la disposición adecuada de estos, así como lo que sucede con los productos después de ser descartados.

Productos como vasos, platos, popotes, bandejas, recipientes para transportar, bolsas de supermercado y películas para envolver alimentos están diseñados para ser utilizados en una sola ocasión y posteriormente descartados, junto con botellas y otros envases, que constituyen el 36 % de la producción mundial de plásticos.1

Según la ANIPAC, en 2020 los estados de Guadalajara y Nuevo León, además de 25 municipios y entidades, ya regulaban los plásticos de un solo uso en México, pero durante la contingencia sanitaria causada por el COVID-19 hubo una suspensión temporal de su prohibición, por considerar que ayudaba a reducir el esparcimiento del virus a través de superficies contaminadas.2 Lo anterior detonó su consumo en la sociedad y en el sector de alimentos, donde el servicio de entregas creció hasta un 36 %, lo que aumentó en un 15 % los residuos de envases de alimentos;3 sin embargo, también se incrementaron la investigación y desarrollo a su alrededor.

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La industria del empaque plástico ha innovado de manera importante; por ejemplo, se han desarrollado diversos materiales de un solo uso y con rápida velocidad de descomposición,4 entre los que se destacan polímeros sintéticos, papel, cartón y los biobasados, fabricados total o parcialmente con derivados naturales como fibras de bambú, de trigo, de palma y de agave; semillas de aguacate, bagazo de arroz y caña azucarera, además de almidones de maíz, entre otros.

En 2019, los plásticos biobasados representaron cerca de 2 millones de toneladas, lo que equivale al 0.6 % del total de plásticos, y se espera que en los próximos años siga creciendo.4

La diferencia entre estos materiales deriva del tiempo que tardan en desintegrarse una vez finalizada su vida útil, la cual está en función de su composición: entre mayor proporción de componentes de base biológica, más rápida será su descomposición y menor el impacto en el ambiente. Y precisamente para medir su persistencia en el ambiente crearon regulaciones los diferentes organismos internacionales, como la ISO (Organización Internacional de Estandarización) y EN (Estándares Europeos), así como los propios de cada país, entre los que podemos mencionar la Organización Belga Acreditada para la Inspección y Certificación, conocida como VINCǪTTE, la Asociación de Estándares Australiana (AS) y el Instituto de Estandarización Alemán (DIN), representados en el esquema 1 con el logotipo oficial aceptado internacionalmente para destacar los plásticos “compostables”.

Esquema 1. Simbología aceptada internacionalmente para describir un plástico compostable de acuerdo con la normativa de cada país (arriba).

Esquema 1. Simbología aceptada internacionalmente para describir un plástico compostable de acuerdo con la normativa de cada país (arriba). Especificaciones y ejemplos de la normatividad aplicable para la desintegración y ecotoxicidad usadas por los organismos certificadores de plásticos compostables vs. plásticos biodegradables (abajo).

Los organismos reguladores mencionados suelen otorgar la certificación de “compostable” a un material que cumple con:

  1. Biodegradación en presencia de oxígeno para producir dióxido de carbono en un tiempo no mayor a 6 meses.
  2. Desintegración en composta en presencia de oxígeno y condiciones termófilas en un tiempo menor a 3 meses.
  3. Cumple con límites permitidos para metales pesados del país correspondiente.
  4. No presenta toxicidad para especies terrestres, flora y fauna.

La norma de carácter voluntario NMX-E-273-NYCE-2019 que entró en vigor en abril de 2020, otorga el mismo reconocimiento que los organismos en Australia y Alemania, a los polímeros compostables desarrollados en México. Algunas entidades académicas y privadas ya se encuentran en la etapa de estandarización de los métodos de prueba de composteo que indica la normativa, aunque dichas pruebas son lentas y pueden tomar hasta un año. Según las definiciones vigentes, las especificaciones generales para compostaje, biodegradación y ecotoxicidad se resumen en el esquema 1.

Por ejemplo, platos y vasos para alimentos fríos se pueden adquirir en presentaciones elaboradas a base de celulosa 100 %, que resisten adecuadamente el tiempo necesario y tienen un periodo de degradación tan variable como 3 hasta 12 meses. Mientras que, para alimentos a altas temperaturas, productos de celulosa recubiertos con polímeros sintéticos o a base de biopolímeros como el ácido poliláctico (PLA) son una excelente opción, proporcionan un adecuado tiempo de vida útil para el transporte y almacenamiento de los alimentos, y su tiempo de degradación no sobrepasa los 3 años.

El tiempo de la desintegración para cada producto plástico depende del origen de la composta y las condiciones de experimentación o proceso, por lo que es posible obtener diferentes resultados incluso para un mismo material biobasado, y no es seguro que todos los materiales pasen la prueba de desintegración.

Para ejemplificar, en el esquema 2 se presentan los resultados obtenidos de un plato comercial hecho a base de fibras de palma y de un vaso fabricado con una mezcla de celulosa y PLA. Después de un periodo de desintegración por composteo de 180 días, se observa la presencia de pedazos remanentes de material plástico de un solo uso, la mayoría con tamaños mayores a 2 mm y piezas más chicas en menor proporción. En el estudio desarrollado fue interesante observar que, bajo las condiciones de prueba dictadas por la reglamentación, ninguno de los productos plásticos comerciales de un solo uso pasó el límite de 90 % de desintegración a los 90 días, como lo indica la norma, incluso cuando el proceso de desintegración se extiende a 180 días.

Esquema 2. Productos de un solo uso fabricados con fibras de palma (arriba) y mezcla de papel-PLA (abajo) a los 180 días de desintegración en composta

Esquema 2. Productos de un solo uso fabricados con fibras de palma (arriba) y mezcla de papel-PLA (abajo) a los 180 días de desintegración en composta. A la derecha se observa la fracción del correspondiente producto biobasado, con tamaño mayor y menor a 2 mm (izquierda).

Los productos de un solo uso se han vuelo imprescindibles en la vida diaria; el usuario y los comerciantes de alimentos tienen una amplia ventana de opciones en el mercado para escoger la que mejor les convenga de acuerdo con el alimento en que se desea emplear, así como a su economía.

Tomando en cuenta que los ciudadanos desempeñan un papel importante en la eliminación adecuada de los productos de un solo uso, es necesario que conozcan las opciones que tienen a su alcance en el mercado, la disposición adecuada de estos, así como lo que sucede con los productos después de ser descartados. Una buena gestión por parte de los usuarios puede dar origen a una mejor clasificación en los vertederos o por empresas dedicadas a la recolección de plásticos, para favorecer o incentivar su reciclado y contribuir a la reducción del impacto ambiental en un camino de economía circular.

Referencias

1.            ONU, Plásticos de un solo uso: una hoja de ruta para la sostenibilidad. Nairobi, Kenia: Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, 2018.

2.            Patrício Silva, A.L., Prata, J.C., Walker, T.R., Campos, D., Duarte, A.C., Soares, A.M.V.M., Barcelò, D., and Rocha-Santos, T., Rethinking and optimising plastic waste management under COVID-19 pandemic: Policy solutions based on redesign and reduction of single-use plastics and personal protective equipment. Science of The Total Environment. 742: p. 140565, 2020.

3.            Oliveira, W.Q.d., Azeredo, H.M.C.d., Neri-Numa, I.A., and Pastore, G.M., Food packaging wastes amid the COVID-19 pandemic: Trends and challenges. Trends in Food Science & Technology. 116: p. 1195-1199, 2021.

4.            OECD, Global Plastics Outlook: Economic Drivers, Environmental Impacts and Policy Options. Paris: OECD Publishing, 2022.

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