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Ingeniero Jorge Maquita, director general de la Asociación Mexicana de Envase y Embalaje, AMEE.

Ingeniero Jorge Maquita, director general de la Asociación Mexicana de Envase y Embalaje, AMEE.


Crédito: AMEE.

El pasado enero, la Asociación de Mexicana de Envase y Embalaje (AMEE) anunció el nombramiento del ingeniero Jorge Maquita como su nuevo director general, quien llega a aportar sus más de 45 años de experiencia en la industria de envases y embalajes.

Ingeniero industrial graduado del Centro Nacional de Enseñanza Técnica e Industrial y con una especialización en el área de Procesamiento y Manufactura de Plásticos en Alemania, su trayectoria profesional lo ha llevado a compartir conocimientos en reconocidas compañías como Celloprint, AMCOR, Pepsi y Unilever, entre otras.

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También ha impartido conferencias en diferentes eventos especializados y participado como profesor de los diplomados de Envase y Embalaje, de Ingeniería de Empaque y de cursos varios en la AMEE, agremiación que ahora dirige.

Platicamos con él acerca de su llegada a la dirección de la asociación, de los planes que se adelantan en la misma, así como de su relación con la industria. Para él, impulsar el desarrollo, la innovación y el crecimiento forman parte de la necesidad de crear una verdadera cultura alrededor de este apasionante mundo. “Yo llevo esta industria en la sangre. Mi primer amor fue el empaque flexible”, manifiesta.

Su relación con la asociación se dio desde los inicios de su carrera profesional en México. De hecho, participó en el primer diplomado organizado por la AMEE, fue juez del concurso Envase Estelar y organizador del Congreso Latinoamericano de Envases Retortables.

También ha trabajado durante varios años en la asociación con sesiones que él denomina “de coaching de ingeniería de empaque”, en las que se reúne con diferentes industriales para debatir y apoyar el desarrollo de la industria: “Allí discutimos dudas sobre procesos o sobre algún problema específico que reta a empresas específicas, en un proceso colectivo”, comenta.

Vinculación e innovación: base fundamental del cambio

La llegada del ingeniero Maquita a la asociación, que agremia a los industriales de envases y embalajes en México, lo enfrenta a grandes retos, pero también a inmensas oportunidades.

“Dentro de la AMEE buscamos reorganizarnos para escuchar mejor a los socios. Queremos ayudar fielmente a los agremiados para que se sientan vinculados con todos los elementos de la cadena de valor, desde los proveedores de materia prima hasta los dueños de marca. Ese es uno de los principales retos”, manifestó Maquita.

“Volver a generar esta escucha y empezar a desarrollar valor agregado para los socios, con el fin de que sientan el apoyo de la AMEE, ya sea en cuestiones regulatorias, de evaluación, de innovación u organización de eventos para presentar sus innovaciones a dueños de marca”, continuó.

De acuerdo con el ingeniero Maquita, el principal reto es no solo vincular a los industriales de envases y embalajes, sino conectarlos también con los dueños de marca y consumidores finales, para conocer sus necesidades y las áreas en las que se requiere innovación.

“Debemos generar valor agregado para los socios, de tal manera que su participación en el mercado sea más grande. Para lograrlo enfrentamos diversas situaciones, por lo que es importante vincularnos y trabajar juntos, incluso con las cámaras sectoriales y otras asociaciones, dueños de marca y fabricantes de materia prima”, afirma el ingeniero.

Regulación y envases: claridad ante todo

Al indagar su opinión acerca de las nuevas regulaciones en la industria, Maquita considera que este es un buen momento para clarificar y desmitificar el tema que, al final, es lo que buscan las leyes.

“Creo que con la regulación se busca hacer un juego justo para todos, de tal manera que se evalúen de la misma manera todos los empaques y se quite la calificación de malo o bueno. El problema de la cultura popular es que, a veces, nos quedamos con la imagen de lo que venden los medios de comunicación, muchas veces sin evidencia clara. Es necesario, por tanto, poner número a las cosas para tener claridad, por ejemplo, de huella de carbono real, qué significa esto y, así, ya resulta más fácil comparar y analizar qué es mejor para el medioambiente”, comenta.

Por otro lado, ve como positivo el hecho de que la regulación exija la ubicación de una etiqueta en los envases que permita, de una manera objetiva, evaluar las capacidades de los materiales para efectos de reciclado, biodegradabilidad y, o, compostabilidad.

“Es importante evaluar y ser muy analíticos con la información y cómo se maneja. En este sentido, las regulaciones, como las que están en discusión en este momento de economía circular y de manejo de desechos sólidos, me parecen buenas. Permiten llamar a las cosas por su nombre y con los soportes técnicos y ambientales que las sustentan. Esto, a la final, detiene las desventajas competitivas al comunicar las cosas correctamente”, continuó.

El ingeniero destaca en este punto que no es el empaque o el plástico lo que está mal, sino cómo se dispone y se acopia para posterior reintegro en la cadena productiva.

“Al final, el objetivo de estas leyes es que la gente entienda qué es el empaque y cuál es la forma de utilizarlo, así como los beneficios que ofrece a la sociedad. Entre estos podemos destacar el acceso a productos que vienen de otras partes del mundo y que, gracias al empaque, no se arruinan. También es importante el impacto social.”

Y continuó: “Esto en términos de cómo pueden ser accesibles productos para comunidades lejanas. Un ejemplo de ello es la leche donde no hay una cadena de frío, o el agua en comunidades donde no se encuentra potable. También cuando se prestan ayudas a comunidades rurales para que el producto llegue en buen estado y se evite el desperdicio de alimentos, utilizando el empaque racionalmente”, concluyó el directivo.

Landscape Source: GettyImages.

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