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El equipo detrás de ONAM: Luz María Rangel, Scarlett Rangel, Natalia Muñoz y María Fernanda Moreno.

El equipo detrás de ONAM: Luz María Rangel, Scarlett Rangel, Natalia Muñoz y María Fernanda Moreno.

¿Podríamos afrontar la crisis de la pandemia sin los equipos de protección personal y los implementos de vacunación fabricados con plásticos? ¿Sabe la gente que los elefantes podrían estar extintos si no se hubiera inventado el plástico para reemplazar el marfil de sus colmillos en diversas aplicaciones? ¿Está usted enterado de los aportes de los plásticos durante los pasados Juegos Olímpicos, para hacer el evento más sustentable?

Desde julio pasado llegó a las redes sociales una serie de videos con imágenes de alto impacto y emotividad, que muestran otra cara de la moneda en relación con la percepción sobre los plásticos e, inclusive, van más allá: plantean soluciones para su correcto manejo y disposición, e invitan a quien los vea a convertirse en un agente de cambio.

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Detrás de la campaña está ONAM, iniciativa que busca el uso responsable del plástico y el cuidado del medioambiente. Tuvimos oportunidad de platicar con Scarlett Rangel Soriano, a cargo de planeación y estrategia de este organismo de corresponsabilidad ambiental en México, que trae una propuesta para propiciar el reciclaje de plásticos y contribuir en la armonización de diferentes nodos de la cadena de valor de los plásticos para promover los fundamentos de la economía circular.

Desde su gestión como gerente de sustentabilidad y gestión comercial de Citrulsa de México, una empresa que se dedica a ofrecer soluciones de fabricación y maquila de envases y artículos de plástico para las industrias cosmética, del hogar, farmacéutica y automotriz, Scarlett Rangel ha conocido de cerca el impacto, para la industria, de la presión hacia los plásticos en años recientes. De ahí que surgiera la inquietud del rol que podrían desempeñar las empresas del sector para aportar en las soluciones. Esto llevó a una larga investigación sobre el contexto y la situación.

“Esto viene de tiempo atrás. Toda la base que teníamos y el camino que ya habíamos recorrido nos lleva a entender que el concepto de corresponsabilidad es la solución. Esto, enfocado en tres canales: sociedad, industria y gobierno”, comentó Scarlett, sobre lo que impulsó el surgimiento de ONAM.

Los mensajes de las campañas de ONAM van dirigidos en estos tres niveles. De cara a la sociedad —entendida como un conjunto de consumidores—, la idea es transmitir mensajes con información asertiva referente al plástico y su correcta gestión, para convertir el residuo en recurso. Hacia los industriales, el objetivo es informar sobre tendencias, tecnologías, soluciones y proveedores para crear una red que facilite la participación del sector en iniciativas y modelos de negocio acordes con los lineamientos de la economía circular del plástico. Por último, hacia el gobierno, con la meta de crear alianzas para impulsar campañas sociales, ambientales y de educación con respecto a la Nueva Economía del Plástico.

“Los pilares de ONAM son la educación, la corresponsabilidad, las alianzas y la Responsabilidad Extendida del Productor. Para nosotros, estos cuatro conceptos son base y vienen en todo el desarrollo del movimiento. Aquí entran todas las partes involucradas en todo el ciclo de vida de un producto. Hemos visto que hay muchas empresas, instituciones o hasta personas que están generando un cambio y acciones, pero de manera aislada. Entonces, quisimos juntar a todos: transformadores, petroquímicas, dueños de marcas, instituciones, consumidores, gobierno, recicladores, distribuidores de resinas, para decir: aquí estamos y cómo podemos aportar. Hay muchas empresas que están haciendo sus estrategias y se trata justamente de sumar esfuerzos y generar cooperación entre todos hacia un mismo objetivo”.

La visión es crear un ciclo virtuoso en el que intervengan todas las partes, en el que los fabricantes de resinas produzcan materiales con contenido reciclado, los procesadores cuenten con el suministro necesario de esta materia prima para realizar sus productos, las compañías dueñas de marca apoyen con sus estrategias la generación de demanda para estos productos, y la sociedad separe los residuos y elija productos fabricados con materiales reciclados post consumo, en un contexto normativo que promueva la infraestructura necesaria de acopio, manejo y aprovechamiento de residuos para su reingreso al ciclo productivo. Sin embargo, uno de los principales pilares de ONAM es promover el consumo responsable: “Si no lo necesitas, no lo consumas”, menciona Scarlett.

ONAM identificó que puntos cruciales en este propósito son los centros de acopio.

“Por más que tengamos intenciones, si no hay un volumen de material para reciclar no vamos a lograrlo. La idea es apoyar la generación de centros de acopio para facilitar que los residuos puedan convertirse en recursos y generar este ciclo. Nos basamos en la Nueva Economía del Plástico de la Fundación Ellen MacArthur, y como ONAM hacemos un compromiso de corresponsabilidad ambiental en México para 2025, en el que apoyaremos con información, comunicación y herramientas”.

Un primer objetivo de este organismo está en la creación de alianzas con los diferentes actores que están en el ciclo de vida de los plásticos. “Sabemos que es tarea una tarea difícil y será un gran reto, pero estamos muy motivados. A pocos días de haber iniciado actividades hemos tenido muy buena respuesta de dueños de marca, recicladores, petroquímicas y asociaciones”.  

Otro objetivo crucial es cambiar la percepción negativa que de forma generalizada se tiene de los plásticos. “Las imágenes de una tortuga con el popote en la nariz hicieron que en un momento muchas personas se fueran en contra del plástico. No será fácil cambiar la percepción, pero nuestra intención es enaltecer la virtuosidad del plástico y mostrar las soluciones para que en lugar de pensar en que se debe reemplazar o prohibir, la sociedad sepa cómo debe ser su manejo para el beneficio de todos. Se necesitará educación, nuevos modelos de negocio y mucho trabajo. Sin embargo, tenemos la certeza de que, con investigación, datos técnicos, evidencias y también algo de emotividad lograremos darle la vuelta. La realidad es que el villano no es el plástico, lo que sucede es que no hemos podido gestionarlo de forma correcta. De ahí que este trabajo en el cambio de percepción sea tan importante, y debe comenzar desde la misma industria, porque muchas veces quienes trabajan en las empresas del plástico desconocen muchos de estos aspectos”.

En esta misma línea, otro objetivo de ONAM es brindar información sustentada a los aliados y a la sociedad, basada en la Carta de la Tierra y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU para promover la educación referente a la Nueva Economía del Plástico. Los videos publicados en sus canales de redes sociales, que ya suman más de diez, buscan conectar de una manera íntima y personal con los espectadores para que comprendan el papel de los plásticos en la cotidianidad.

Se dice muy fácil ‘ya no quiero plástico’ o ‘me voy a desplastificar’, pero en la práctica esto no va a suceder porque el plástico está en todas partes y nos brinda servicios muy importantes, así que lo mejor es entender cómo se debe gestionar correctamente”.

ONAM ha creado un curso en el que se habla de calentamiento global, de análisis de ciclo de vida, de explotación de los recursos, de huella de carbono, de las consecuencias de la prohibir los plásticos y de la desinformación en torno a los materiales poliméricos. “Hemos notado que quienes toman el curso cambian el concepto inicial que tenían de los plásticos”.

De acuerdo con Scarlett, cuando se genera este entendimiento en los consumidores, su compromiso cambia. Al facilitarles la disposición de los desechos con centros de acopio, hay una conciencia del aporte que el manejo correcto de los residuos implica.

ONAM comenzó pisando en firme con el impulso de campañas sociales y ambientales en comunidades vulnerables con eventos de limpieza. “Estos eventos son de gran importancia; no solo generan impacto con la limpieza de un lugar, sino que les demuestran a quienes están involucrados que los residuos recolectados se van a convertir en recursos, y esta es una potente herramienta de comunicación y educación”.

Entre sus aliados se encuentran ANIPAC, Braskem Idesa y Ola México, un proyecto enfocado en el reciclaje de residuos de plásticos marinos, con el que realizan eventos de limpieza en Yucatán. También han desarrollado eventos con niños, y adelantan un proyecto en Valle de Bravo, que tiene como objetivo convertir a una población en el primer pueblo mágico libre de residuos plásticos mediante la aplicación de la circularidad.

Entre sus iniciativas está el desarrollo de una aplicación que permita materializar un nivel superior de conectividad y colaboratividad en el acopio de materiales plásticos. Asimismo, está la creación de distintivos para quienes presenten avances y acciones concretas en torno a los compromisos a 2025. De estos temas tendremos información detallada más adelante.

“La idea es servir de intermediario para acelerar los diferentes proyectos, impulsar la creación de centros de acopio y conectarlos con los recicladores. Lograr que otros materiales, además del PET, sean recibidos en estos sitios y apoyar con la creación de una incubadora de proyectos para darles curso a estos materiales. Queremos aportar en la creación de una cultura de reciclaje hacia los consumidores. La idea es sumar a las iniciativas que ya llevan un recorrido en la industria y ayudar a acelerar el proceso”, comenta con entusiasmo Scarlett Rangel.

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