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El año 2025, fecha de referencia para alcanzar las ambiciosas metas de lograr empaques plásticos que sean 100 % reusables, reciclables y compostables, está a la vuelta de la esquina.
En una carrera contrarreloj, la Fundación Ellen MacArthur, abanderada de las iniciativas para acelerar la transición hacia la economía circular, ha cosechado grandes triunfos al hacer de esta visión una prioridad global y convocar a las marcas y empresas más influyentes del mundo en torno a ella.
Más de mil organizaciones que representan alrededor de 20 % del uso global de empaques de plástico se han sumado a la causa. No obstante, los resultados esperados aún se ven lejanos, y ahora se requiere mayor velocidad y acciones contundentes.
Tuvimos la oportunidad de platicar con Thais Vojvodic, gerente de la Red de Pactos de Plásticos de la Fundación Ellen MacArthur, quien nos habló de los hallazgos del segundo informe de progreso del compromiso global, de la innovación en el origen para abordar la problemática de los residuos plásticos desde la raíz, de la inminencia de los esquemas de Responsabilidad Extendida del Productor (ERP, por su sigla en inglés) para envases y empaques, y de la Coalición de Economía Circular para América Latina y el Caribe.
Hacia una nueva economía del plástico
Desde su creación en 2010, la Fundación Ellen MacArthur, con sede en el Reino Unido, promueve una transición hacia la economía circular regenerativa y reparadora desde el diseño, mediante el trabajo con gobiernos, empresas y academia.
En esta filosofía, el modelo económico de “extraer, producir, desechar” está llegando al límite de su capacidad, mientras que la economía circular se presenta como una alternativa atractiva que busca redefinir qué es el crecimiento, con énfasis en los beneficios para toda la sociedad. El modelo circular se basa en tres principios: eliminar residuos y contaminación desde el diseño, mantener productos y materiales en uso y regenerar sistemas naturales.
De acuerdo con Thais Vojvodic, al ser los plásticos uno de los ejemplos más emblemáticos de la economía lineal, de “extraer-producir-desechar”, se convirtieron en el centro de una de las primeras grandes iniciativas de la fundación, cuando en 2016 lanzaron la Nueva Economía del Plástico, que tiene como objetivo crear impulso hacia un sistema de plásticos que funcione.
Con el fin de llegar a su visión de cómo sería la economía circular para los plásticos, el primer paso fue mostrar la cantidad de empaques plásticos que se producía cada año y la cantidad que no se reciclaba o no entraba en un ciclo circular. Un hallazgo preocupante fue descubrir que 8 millones de toneladas de plásticos podían llegar al océano cada año.
“Fue sorpresivo hallar que, aunque el símbolo del reciclaje ha estado con nosotros por más de cuarenta años, la mayoría de los empaques plásticos producidos va a vertederos o al medioambiente. Así, la solución es desarrollar todo un nuevo sistema de economía circular, que comience con el diseño del empaque plástico que se pone en el mercado y cómo se concibe para ser circular, cómo se elimina todo aquello que no se necesita y cómo se llega a la innovación para que el empaque plástico pueda ser reusable, reciclable o compostable y cómo se circula ese material”.
En una nueva economía del plástico, el objetivo es que los materiales poliméricos nunca se conviertan en residuos. Para lograr esta visión, se estableció el compromiso de lograr que en el año 2025 se eliminen los artículos plásticos problemáticos e innecesarios, así como innovar para garantizar que el 100 % de los plásticos utilizados en packaging sean reutilizables, reciclables o compostables. La idea es hacer circular en el sistema estos plásticos para mantenerlos en la economía y fuera del medioambiente.
A esta visión se han sumado importantes compañías dueñas de marca, fabricantes, proveedores de materiales o tecnologías y diversas organizaciones, que en años recientes han anunciado iniciativas y aplicaciones que involucran la incorporación de plásticos con contenido reciclado posconsumo, de materiales compostables o de modelos de reúso para alinear sus soluciones de empaque con esta iniciativa global y llegar a las metas planteadas.
Para la fundación, el reciclaje es una parte de la economía circular, y su correcto funcionamiento muestra que los demás nodos de la cadena están alineados hacia la circularidad.
“Si no trabajamos en todos los aspectos de la cadena, el reciclaje no es viable. Sin el funcionamiento de los demás elementos, los materiales serían solo una pila de desechos, sin valor alguno. En cambio, si tenemos materiales reciclables en el mercado, así como la infraestructura para recolección, clasificación y procesamiento, los materiales pueden circular, y el reciclaje se convierte en estrategia”.
Medición del progreso de las iniciativas
“El primer hito de la Nueva Economía del Plástico fue crear esta gran movilización de la cadena de valor de los empaques. Es un grupo muy poderoso de organizaciones que han firmado este compromiso hacia 2025. Ahora, el siguiente paso es medir si hay un progreso y motivar a que esas organizaciones generen las acciones necesarias para alcanzar los objetivos.”
Según Thais Vojvodic, en 2019 fue publicado un primer reporte para establecer la línea base de lo que se buscaba analizar. En noviembre del año pasado, con la publicación del Segundo Informe Anual de Progreso del Compromiso Global por una Nueva Economía del Plástico, ya se pudo reunir información detallada sobre los avances individuales de empresas y gobiernos adscritos al pacto.
El informe revela que se han realizado progresos importantes en la incorporación de contenido reciclado para la fabricación de envases plásticos, con un 22 % de aumento en comparación con el reporte de 2019. Sin embargo, los avances hacia la reciclabilidad y el reciclaje de los empaques plásticos han sido limitados, así como la adopción de envases reutilizables.
Apartado del Segundo Informe Anual de Progreso del Compromiso Global por una Nueva Economía del Plástico, publicado en noviembre de 2020, por la Fundacion Ellen MacArthur y el Programa de las Naciones Unidas para el edio Ambiente.
“La publicación de este segundo informe fue un momento muy importante porque nos permitió hacer una comparación y analizar cuáles son los avances reales. Destacamos el nivel de transparencia alcanzado, pues un gran logro fue conseguir que por primera vez un grupo tan grande de organizaciones compartiera públicamente sus números. Aun así, los hallazgos pusieron en evidencia que tenemos que movernos más rápido y agilizar las iniciativas para cumplir la meta establecida para 2025.”
La vocera de la Fundación Ellen MacArthur es enfática al asegurar que la Nueva Economía del Plástico no es arbitraria en decir que se deben eliminar determinados empaques plásticos, pero su rol sí es presentar la evidencia que demuestra que una cantidad específica de empaques plásticos que se ponen en el mercado no son reciclables, con el fin de motivar a las organizaciones a invertir en innovación para encontrar una solución o que busquen alejarse de esas opciones.
“Queremos enviar el mensaje de que es urgente incorporar nuevas acciones o de lo contrario no se va a lograr la meta. El compromiso global y los 11 pactos del plástico que actualmente tenemos en varios países y regiones son iniciativas voluntarias. Las organizaciones signatarias están allí por su cuenta y no por una política. No obstante, si realmente queremos llegar a un número más alto, las iniciativas voluntarias no son suficientes. Necesitamos políticas y acciones contundentes, tanto a escala global como nacional”.
En esta línea, la Fundación Ellen MacArthur lanzó a finales del año pasado la guía Innovación en el origen, dirigida a ayudar a las organizaciones a lograr sus objetivos en relación con la circularidad de los empaques, y en junio de este año hizo pública una Declaración de Responsabilidad Extendida del Productor, en la que un grupo de más de 150 organizaciones signatarias piden la implementación de planes de ERP.
Un nuevo reporte, cuya publicación está prevista para finales de 2021, permitirá hacer un nuevo comparativo, así como evaluar los posibles impactos de la pandemia en los esfuerzos de las empresas.
Ideas para lograr la innovación en el origen
Con la guía Innovación en el origen, la Fundación Ellen MacArthur les brinda herramientas a las organizaciones que buscan la circularidad de sus empaques plásticos. Se trata de una compilación de consejos prácticos, marcos de apoyo para la toma de decisiones y estudios de caso, que pueden resultar de interés para especialistas en marketing, diseñadores de producto e ingenieros de empaque, nuevos en el tema de la circularidad del empaque, así como para profesionales con experiencia en la economía circular.
Este es uno de los ejemplos presentados en la Guía Innovación en el origen, dirigida a ayudar a las organizaciones a lograr sus objetivos en relación con la circularidad de los empaques.
“Esta es una guía para repensar no solo el empaque sino el producto y el modelo de negocio, y tratar la causa raíz de un problema, en lugar de los síntomas. En la introducción del libro hacemos una analogía para entender las prioridades y la urgencia en las acciones.
Por ejemplo, si alguien deja abierto el grifo de la bañera y comienza a inundarse la casa, la única solución real es cerrar el grifo. Comenzar por secar el piso con el agua aún corriendo no resolvería el problema. Se tiene que ir a la fuente, que es detener el derrame del agua.”
Según la guía, este mismo principio se aplica al hablar de residuos. En una economía circular, la innovación en el origen significa que, en lugar de pensar cómo gestionar los residuos, se debe buscar cómo evitar su generación.
“Esta guía trae más de cien ejemplos, provenientes de diferentes países y para diversas aplicaciones, de cómo hay varias compañías que ya están logrando soluciones en cuanto a eliminación de empaques, rediseño, incorporación de materiales reciclados e innovación”. (Consulte más información sobre esta guía en www.pt-mexico.com)
EPR como acelerador de la circularidad
La Responsabilidad Extendida del Productor (EPR, sigla en inglés, o REP, sigla en español), es “Un enfoque de política ambiental en el que la responsabilidad del productor sobre un producto se extiende a la etapa posterior al consumo del ciclo de vida de dicho producto”, según la definición de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
De acuerdo con la declaración publicada por la Fundación Ellen MacArthur, si se toma el caso de los empaques y envases, significa que quien introduzca envases o productos empacados en el mercado de un país, seguirá siendo responsable de ese envase incluso después de su uso.
“La EPR trata de una regulación basada en el rendimiento, donde los resultados y objetivos específicos se establecen y definen por ley, al igual que los roles y las responsabilidades de los stakeholders involucrados para cumplir con estos. La forma/los medios a través de los cuales se logran estos resultados y objetivos se dejan en manos de los stakeholders responsables”, refiere el documento.
“Luego de analizar qué falta para lograr esa circularidad de los plásticos, encontramos que hay un déficit masivo de fondos para incrementar la cantidad de empaques plásticos que puedan circular, y presentamos evidencias de por qué el EPR, en comparación con otros modelos, es el camino por seguir”.
Con el reciente llamado de la fundación hacia la adopción de las prácticas de Responsabilidad Extendida al Productor (EPR o REP) se espera generar un mayor compromiso y la financiación de la infraestructura necesaria para que se logre la circularidad de los plásticos en aplicaciones de empaque.
Apartado del Segundo Informe Anual de Progreso del Compromiso Global por una Nueva Economía del Plástico, publicado en noviembre de 2020, por la Fundacion Ellen MacArthur y el Programa de las Naciones Unidas para el edio Ambiente.
La forma de hacer circular aquellos empaques y envases que no se pueden eliminar ni reutilizar es mediante la recolección, clasificación y reciclaje. Sin embargo, este proceso tiene un costo para prácticamente todos los formatos de empaques y envases, en la mayoría de los contextos geográficos.
En particular, según refiere el documento, la publicación de la declaración busca superar uno de los principales obstáculos para dar escala a los sistemas de recolección, clasificación y reciclaje de envases: crear las condiciones económicas favorables.
La declaración con la posición de apoyar la EPR está respaldada por compañías dueñas de marca, minoristas, fabricantes, recicladores, inversionistas, academia, ONG y otras organizaciones. En la lista aparecen reconocidos nombres como Danone, The Coca-Cola Company, PepsiCo, Nestlé, Unilever y Walmart. También están Coca-Cola FEMSA, ECOCE, Envases Universales e Indorama, entre otras.
“Al firmar esta declaración global se espera que las compañías vinculadas puedan crear diálogos para promover la EPR en los países donde operan. Cómo hacerlo ya es algo particular de cada país y de cada región”, comentó Thais Vojvodic.
Iniciativas de la fundación en Latinoamérica y el Caribe
En febrero de 2021 fue anunciado el lanzamiento de la Coalición para América Latina y el Caribe. Su radio de acción va más allá de los plásticos e incluye la economía circular en su totalidad, así como las otras iniciativas de la fundación que se enfocan en alimentos, moda y cambio climático. Con esta red, la fundación espera tener más recursos y conexiones para crear la alineación necesaria y coordinar una agenda regional, que es un paso crucial, comentó la experta.
“Una de las primeras tareas será la creación de una visión común para una transición regional hacia la economía circular. Se deben considerar importantes elementos que provienen de los retos locales, como es la dependencia histórica de industrias extractivas y también descubrir cuáles son las oportunidades únicas para la economía circular en una región abundante en recursos naturales y biodiversidad. No se trata de importar un modelo o copiarlo, sino de adaptar la visión global a cada realidad local”.
En la región, Chile ha sido el primer país en firmar un pacto nacional por los plásticos. Se trata de una red nacional, con el nombre de “Circula el plástico”, que busca reunir a stakeholders clave e implementar soluciones que promuevan la economía circular de los plásticos con una adaptación local del modelo propuesto por la fundación.
En el desarrollo de esta hoja de ruta más de 50 organizaciones quienes identificaron 18 desafíos, 35 soluciones y 81 iniciativas. Foto: Fundación Chile.
En el mundo, otros países que han hecho lo propio han sido Canadá, Francia, Países Bajos, Polonia, Portugal, Sudáfrica, Reino Unido y más recientemente Estados Unidos. A escala regional también están los pactos de Europa y Australia/Nueva Zelanda/Islas del Pacífico. Se espera el anuncio de nuevos pactos que están en proceso.
En estos pactos nacionales o regionales, el objetivo es que cada iniciativa sea liderada por una organización local y que una a negocios, gobiernos, instituciones, ONG y ciudadanos tras una visión común y con metas claras.
Para continuar avanzando hacia la economía circular se requieren medidas audaces, voluntad, creatividad, trabajo en red e innovación. Así como los plásticos son emblemáticos para demostrar la linealidad del modelo económico, tienen también todo el potencial para demostrar que a través de la colaboración y un marco correcto se puede llegar a la economía circular.
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