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Trabajan en el desarrollo de biomateriales a partir de residuos orgánicos

La UNAM ha desarrollado cepas que han modificado con ingeniería metabólica para producir etanol y ácidos orgánicos precursores de biopolímeros biodegradables.

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Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) trabajan en diversos proyectos para el desarrollo de biomateriales con el objetivo de reemplazar a los combustibles fósiles, informa la Gaceta Digital de dicha universidad.

Actualmente las investigaciones se centran en tres áreas:

Maíz, cebada, trigo y arroz. El procesamiento de sus residuos, llamados lignocelulosa, contienen polímeros que son azúcares –como los que se obtienen de la caña o glucosa–, que a su vez se extraen del almidón del maíz, pero algunos con una estructura química diferente.

Bagazo del agave. Característico en México por la producción de tequila y mezcal, la fibra que
queda después del proceso también es lignocelulosa, que con tratamientos termoquímicos y enzimáticos igual produce azúcares.

De acuerdo con Alfredo Martínez Jiménez, investigador del Instituto de Biotecnología de la UNAM, en este caso primero se trata con ácido sulfúrico en condiciones muy suaves y a temperaturas moderadas, y después con enzimas –catalizadores biológicos– llamadas celulasas.

Agregó que al romperse los polímeros se obtienen monómeros de azúcares como la glucosa o la xilosa, “si bien estos compuestos son dulces, sus bacterias pueden utilizarse para transformarlas en productos biotecnológicos”, destacó el investigador.

Escherichia coli. Se busca modificar, con ingeniería de vías metabólicas y de genética esta bacteria; “es un desafío para nosotros. Hemos transformado genéticamente este microorganismo para que utilice todos los azúcares y produzca únicamente etanol. Esto no es dañino para nadie, de hecho, cuando se hacen las fermentaciones con esta bacteria huele a levadura”, detalló el científico.

Agregó que desde 2013 cuentan con patentes para este proceso con residuos agroindustriales, y de las cepas que han modificado con ingeniería metabólica para hacer la producción de etanol y ácidos orgánicos precursores de biopolímeros biodegradables. 

“La elaboración de etanol sólo se ha practicado en laboratorio; no obstante, estos biocombustibles tienen la ventaja de ser renovables y biodegradables y, por lo tanto, no contribuyen de manera importante a la acumulación del CO2, como ocurre con el petróleo y sus derivados”, detalló.

Finalmente explicó que, en cuanto a las emisiones originadas al usar estos materiales, no pueden ser de cero, pero sí se reducen considerablemente.

Foto: ThinkStock.
 

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