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La Unión Europea y el reciclaje químico: proyectos y legislación

Ingemar Bühler, director general de PlasticsEurope Alemania, profundiza en el mundo del reciclaje químico y su creciente potencial a escala industrial al tiempo que discute el panorama actual de aproximadamente 140 proyectos globales de reciclaje químico.      
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Ingemar Bühler, director general de PlasticsEurope Alemania.

Ingemar Bühler, director general de PlasticsEurope Alemania.


Crédito: VDMA:

Como parte de una serie de entrevistas realizadas por la Asociación Alemana de Fabricantes de Maquinaria (VDMA) con personalidades de la industria de plásticos, Ingemar Bühler, director general de PlasticsEurope Alemania, habla sobre un tema de máxima actualidad para la circularidad de los plásticos: el reciclaje químico.

¿Cuánto tiempo pasará antes de que el reciclaje químico pueda llevarse a cabo a escala industrial?

Contenido destacado

Ingemar Bühler: en la actualidad, hay alrededor de 140 proyectos de reciclaje químico en todo el mundo. La mayoría de las plantas activas se encuentran en fase piloto. Algunas empresas, sin embargo, ya están un paso por delante. En Ennigerloh (Westfalia), la empresa Carboliq tiene una planta que produce un aceite de pirólisis utilizable industrialmente, a partir de los insumos de una planta de reciclaje adyacente.

Otros proyectos de plantas también están a punto de alcanzar una nueva escala de entre 40,000 y 150,000 toneladas de material procesado por año. Actualmente se proyectan dos plantas a escala industrial. Lyondell Basell planea una gran planta en Bélgica, y Dow Chemical prevé construir una gran instalación junto con su socio Mura, en Sajonia.

El requisito, sin embargo, es la aprobación del reciclaje químico dentro de la legislación de la Unión Europea. Si se diera este año, entonces la planta probablemente estaría lista para operar en 2025.

Sin embargo, no se asegura esta aprobación en Bruselas. ¿A qué se debe?

La queja de los políticos, tanto en Europa como en Alemania, suele ser que el reciclaje químico no funciona en absoluto. Eso no tiene sentido alguno. Pero también hay una crítica justa, y es que, a pesar de los grandes progresos, el consumo de energía para el reciclaje químico es mucho mayor que para el reciclaje mecánico.

El reciclaje mecánico es altamente eficiente: las botellas de PET, por ejemplo, se pueden reciclar de manera mecánica varias docenas de veces, hasta que las estructuras de polímero ya no puedan soportar un uso posterior.

En la legislación actual, la idea es quemar estos polímeros que han pasado su etapa de uso y generar energía a partir de ellos. Sin embargo, el costo de la incineración es alto y el proceso libera CO2.

En lugar de incineración, sería mucho mejor, en nuestra opinión, reciclar químicamente estos polímeros. En el mejor de los casos, no se libera CO2 y el carbono continúa circulando. Por lo tanto, el reciclaje químico no compite con el reciclaje mecánico, sino con la incineración.

¿Dónde más tiene sentido?

Con los procesos de reciclaje químico, también podemos procesar fracciones de residuos en los que alcanzan sus límites los procesos de reciclaje mecánico. Un buen ejemplo son los neumáticos de automóviles. Ya podemos reciclar partes de los neumáticos mecánicamente, pero podemos aplicar procesos químicos complementarios para recuperar el carbono y mantenerlo en el ciclo.

Por lo tanto, en nuestra industria, estamos convencidos de que esto sucederá. Si obstaculizamos políticamente el reciclaje químico en la UE, sucederá en otras partes del mundo, pero confío en que con el tiempo también tendremos reciclaje químico en Europa.

¿Por qué está tan seguro?

La estricta separación y los grupos de interés se están suavizando. Ya no solo los fabricantes de plásticos invierten en el reciclaje químico. También los grandes recicladores mecánicos.

Además, hay compañías químicas que construyen plantas de reciclaje mecánico porque quieren recuperar el carbono en ambos sentidos. Cada vez está más claro que la combinación tiene mucho sentido si se desea deshacerse de grandes montañas de desechos y establecer una economía circular real.

No obstante, muchos recicladores mecánicos todavía temen la competencia por los flujos de entrada. ¿Cómo manejarlo?

Mi temor como reciclador mecánico de tamaño medio no sería que alguien pudiera construir grandes plantas de reciclaje químico y comprarme fracciones de residuos. Mi temor sería que alguien con suficiente poder de inversión pudiera construir plantas mecánicas mucho más eficientes, o que compitan directamente con la mía, y estoy seguro de que eso ocurrirá.

Creo que es una preocupación que no puede evitar ninguna compañía. Aquí radica la tarea del ámbito político para establecer las directrices correctas. En pocas palabras, eso significaría que todo lo que se puede reciclar mecánicamente debe reciclarse mecánicamente durante el mayor tiempo posible.

Las fracciones que no pueden reciclarse mecánicamente deben introducirse en otros procesos para mantener el carbono dentro del ciclo durante el mayor tiempo posible; entonces estás realmente en el lado seguro. Eso es todo lo que la política tiene que regular en el mercado abierto.

¿Qué debe hacer la política y qué no?

Debe aprovechar la oportunidad para llevar todo el sistema de plásticos a una economía circular climáticamente neutra. Muchas de las tecnologías necesarias para esto, que ya existen, no son bien recibidas por los políticos en muchos sectores. Nuestra cultura política, especialmente en Alemania, no ve con buenos ojos la innovación.

En cambio, las personas se centran en la seguridad, en la precaución y en lo que conocen. Pero la transformación de la industria del plástico, como otras transformaciones, es una gran empresa. La política no debe frenar este cambio, sino acelerarlo. Y, por lo tanto, debe darle la bienvenida a la innovación. Los ataques a los plásticos deben parar.

Hay una buena razón por la que el consumo de plástico sigue en aumento, y es porque podemos hacer que muchos productos sean más sostenibles y reciclables. Se han cometido errores importantes en el pasado. Hemos permitido que los residuos plásticos se depositen en vertederos y, al mismo tiempo, hemos sido muy lentos en el desarrollo de sistemas de recogida y clasificación de residuos.

Podríamos y deberíamos arrepentirnos de ello, pero ahora deberíamos girar la palanca hacia la sostenibilidad. El rechazo político del plástico no es el camino hacia una economía circular climáticamente neutra.

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